29 Aug
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Hoy escribo esto porque estoy harta de que la palabra “sanar” se use como si fuera una moda.  Sanar no es ponerse un cristal en el bolsillo y esperar milagros. Sanar es incómodo. Es mirar lo que duele sin disfrazarlo. Es dejar de correr y empezar a escuchar. Y sí, puede incomodar. Pero también puede cambiarte la vida.

💥 ¿Qué significa estar abierto?

Significa dejar de negar lo obvio. Reconocer que algo adentro pide atención. No hace falta entenderlo todo, ni tener un plan perfecto. Solo hace falta decir: “Estoy lista para ver qué hay detrás de esto”.

🧨 Sanar no es lineal (y menos cómodo)

No esperes que sea suave, ni rápido. A veces se siente como un caos. Pero ese caos es parte del orden que está queriendo emerger. Lo que más sana suele ser lo que más evitamos: una emoción que no queríamos sentir, una verdad que nos incomoda, un silencio que nos confronta.

💎 Vulnerabilidad: el portal

Abrirse a sanar es dejar de fingir que todo está bien. Es animarse a sentir sin anestesia. Y eso, lejos de ser debilidad, es potencia pura. Porque cuando te mostrás real, el cuerpo y el alma empiezan a acomodarse.

🔮 Las herramientas no hacen magia, pero abren puertas

Reiki, cristales, meditación, escritura… no son soluciones mágicas. Son llaves. Te ayudan a entrar en espacios internos que estaban cerrados. Te conectan con lo que está listo para moverse, para liberarse, para transformarse.

🌕 Sanar no es olvidar, es integrar

No se trata de borrar el pasado. Se trata de entenderlo, de resignificarlo, de dejar que te enseñe. Estar abierto a sanar es permitir que lo vivido se convierta en fuerza. Y desde ahí, seguir

.¿Y vos? ¿Estás realmente abierto a sanar o solo querés sentirte mejor sin mirar lo que hay debajo?

  Porque si te animás a abrir esa puerta, no hay vuelta atrás. Pero lo que hay del otro lado… vale cada paso.

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